miércoles, septiembre 14, 2022

La reina Elizabeth II en la Segunda Guerra Mundial

La reina Elizabeth II en la Segunda Guerra Mundial



14 de septiembre de 2022

El jueves pasado (8 de septiembre del 2022) falleció el último Jefe de Estado que había servido en la Segunda Guerra Mundial. La reina Elizabeth II, gracias a su longevidad (la mayor de los monarcas británicos tanto en edad como en reinado, superando al de su tatarabuela la reina Victoria), había sobrevivido a todos los reyes o herederos al trono que padecieron el nazismo. Pero su importancia es aún mayor porque pudo colaborar – a pesar de sus limitaciones de edad y como heredera al trono – en la lucha, siendo más relevante aún por ser la principal potencia del mundo para el momento y la primera que resistió a la amenaza totalitaria durante todo el conflicto (responsabilidad que solo compartió con otros miembros de la mancomunidad británica como Australia, Nueva Zelandia y Canadá). Desde nuestro humilde espacio damos un saludo al pueblo británico y a todas las naciones de la Commonwealth, para honrar la memoria de su reina.

El 3 de septiembre de 1939, cuando el Reino Unido le declaró la guerra al Tercer Reich por haber iniciado dos días antes la invasión y ocupación de Polonia, la princesa Elizabeth tenía 13 años. En ese momento su padre, el rey Jorge VI, se dirigió a la Nación y a todo el Imperio para dar la noticia y ser el símbolo de la unidad en contra de lo que calificó como amenaza “que si prevaleciera, sería fatal para cualquier orden civilizado en el mundo”. Fue la primera gran lección para la futura reina: los Jefes de Estado deben tener claro qué regímenes y políticos representan un peligro para los valores de la civilización occidental y la humanidad en general. Y ante el peligro totalitario se debe actuar de manera decidida, realizando de ser necesario los mayores sacrificios.

En el verano del año siguiente la Alemania de Adolf Hitler se propuso invadir lnglaterra, pero la familia real nunca huyó de las islas ni se separó. Muchos temían por la vida del rey, la reina y las princesas Elizabeth y Margaret; y les propusieron ser evacuados a Canadá o incluso que como mínimo las princesas salieran de Londres cuando se inició el Blitz (campaña de bombardeo sobre la ciudad de septiembre de 1940 a mayo de 1941). Si el pueblo, en especial sus pilotos y los londinenses ofrecían sus vidas, mal ejemplo daría la Corona al dejarlos abandonados. La segunda lección había sido aprendida: una reina (todo líder político) se mantiene del lado del pueblo y más aún cuando este debe vencer terribles dificultades. El Palacio de Buckingham fue varias veces impactado por las bombas, y en espacios donde había estado la familia reunida.

Toda persona que tenga un mínimo conocimiento de la Segunda Guerra Mundial sabe la importancia de los discursos (y los eslogans que salían de ellos), siendo los más famosos los del Primer Ministro Winston Churchill. A ellos se les suma la propaganda y ambos se convierten en mecanismos para unificar los esfuerzos y resistir cuando domina la desesperanza (“keep calm and carry on”, es una frase muy conocida de esta época). En una ocasión la princesa Elizabeth habló en la radio dirigiéndose a los niños y jóvenes cómo ella. La lección del papel de los medios de comunicación fue perfectamente aprendida. Su coronación en 1952 fue televisada y en los últimos años apareció incluso en algunas películas representan su papel.

De 1941 a 1943 realizó varias actividades de lo que se llamó el Frente interno o en casa para colaborar en la guerra, tales como la creación de huertos en los jardines privados o bordar. La imagen de la princesa Elizabeth una vez más se usó para publicitar dichas tareas. Nueva lección aprendida: las guerras no solo se ganan en las grandes batallas sino que dependen también de los pequeños pero importantes trabajos diarios. Al cumplir los dieciocho años (1944) se unió a la rama femenina de las Fuerzas Armadas británicas: el Servicio Territorial Auxiliar (ATS), al parecer con cierta desconfianza del rey. Desde 1941 en el ATS las mujeres podían hacer trabajos auxiliares cómo ser mecánicos, pilotear aviones de un lugar a otro (no combatir), manejar vehículos de transporte, entre otros. La princesa fue mecánico y chofer, y de esa forma se convirtió en la primera mujer de la familia real que formó parte del Ejército.

El día de la Victoria en Europa cuando finalizó oficialmente la Segunda Guerra en el continente, las princesas bajaron a unirse con la multitud y supuestamente pasaron desapercibidas al usar uniforme y gorras. Dicha historia que fue contada por la propia reina en 1985 a la BBC fue recreada con grandes toques de ficción en la película A Royal Night Out dirigida por Julian Jarrold en el 2015. La realidad por el contrario es que fue una salida bastante controlada que solo duró tres horas, pero no dudamos que para la futura reina significó una experiencia novedosa.

Nos hemos apoyado en breves biografía de la familia real y muy especialmente en artículos de prensa que han tenido esta temática (Dalia Ventura, 11 de septiembre de 2022, “Cómo la Segunda Guerra Mundial forjó el carácter de Isabel II” en BBC News Mundo; entre otros). La semana que viene retomamos la serie que venimos realizando sobre la Batalla de Stalingrado.

miércoles, septiembre 07, 2022

“Der Stern von Afrika” (Hans-Joachim Marseille)



El teniente Hans-Joachim Marseille fue el oficial de la Luftwaffe que logró el mayor número de victorias ante los Aliados occidentales (158 derribos). Es cierto que en la lista de ases de la Segunda Guerra Mundial (SGM) se encuentra en la posición número 29, y algunos dirán que muy lejos de las 352 victorias de Erich Hartman. Pero todos los que le preceden obtuvieron buena parte de esas cifras en el Frente ruso; donde los  pilotos no podían competir contra los alemanes por las ventajas que estos poseían en formación, experiencia y prestaciones de sus aeronaves. Marseille luchaba contra verdaderos pares. Y en caso que exista alguna duda, nadie más ha logrado en la historia de la aviación 17 derribos en un solo día.

El Afrika korps, hasta la derrota en la Batalla de Alam El Halfa (del 30 de agosto al 5 de septiembre de 1942) que explicamos la semana pasada, había vivido su mejor momento. Todo parecía indicar, desde la captura de Tobruk el 20 de junio, que nada lo detendría hasta lograr el control del Canal de Suez. Los británicos en el Cairo ya habían comenzado a hacer las maletas tal como relata en parte sir Winston Churchill. La exitosa campaña se logró no solo por las destrezas del general (mariscal, desde junio) sino también por la superioridad aérea. A principios de 1942 se había incrementado el número de aviones en todo el Frente Mediterráneo y africano hasta llegar a más de 600 por parte de la Luftwaffe y un número similar de la Regia Aeronautica. Fue el único momento que tuvieron superioridad numérica frente a la Desert Air Force, pero no duró mucho y no pudieron evitar que la isla de Malta fuera abastecida en agosto con la “Operación Pedestal”; aunque a un costo altísimo para los Aliados: de 14 mercantes solo llegaron 5, lo cual fue suficiente para seguir destruyendo la logística del Eje.

A pesar de mi temprana pasión por los aviones y la Segunda Guerra Mundial; no fue hasta la lectura del fascinante libro de Cajus Bekker (1964): La Luftwaffe, basado en los diarios e informes militares del ejército aéreo del Tercer Reich; que conocí a la “Estrella de África” o “14 amarillo”. De todas las historias que nos relata es la que más me conmovió por su terrible conclusión llena de significado. La guerra es la época en que los jóvenes viven una aventura que al mismo tiempo es sacrificio y tragedia. En tan solo 4 años Marseille logró su sueño: volar y probarse así mismo. Había nacido en Berlín el 13 de diciembre de 1919 en el seno de una familia de antepasados hugonotes (por eso su apellido francés) y tradición militar (su padre llegó al grado de general y estaría en la Batalla de Stalingrado). Al graduarse en bachillerato a los 17 años su vocación era clara: ser piloto de caza.

Desde su ingreso a la Luftwaffe en la Luftkriegsschule (escuela de vuelo) demostró un irrespeto por la disciplina militar y un estilo de volar que era catalogado por sus instructores cómo altamente peligroso. Dicho período se describe muy bien en la única película que se filmado sobre su vida: Der Stern von Afrika/ La estrella de África (1957) del director alemán Alfred Widenmann (dicho cineasta fue un documentalista de la propaganda nazi en la SGM relativa a la juventud, pero que pudo hacer la transición al período democrático y ser un reconocido hombre de cine). “Joachen”, debido a su conducta no se pudo graduar como oficial por lo que se mantendría en el escalafón de alférez, aunque posteriormente en la Jagdfliegerschule (escuela de pilotos de caza) lograría una calificación de sobresaliente y más adelante los ascenderían a teniente. Su primera experiencia de combate sería en agosto de 1940 en la Batalla de Inglaterra, pero su gloría llegaría en África con la Jagdgeschwader 27 (JG 27) (alas o unidades de combate).

El filme de Widenmann conserva lo que el director había aprendido durante el nazismo: cómo hacer de una persona con ciertas virtudes un gran mito que sirviera de ejemplo e inspiración para las mayorías. Pero le da un nuevo contenido: antes era ejemplo de la juventud “aria” (de naturaleza superior y por ello es un as) que se sacrifica por el Reich; ahora es un joven que ama volar, lucha por su país pero de manera caballeresca (evita asesinar en lo posible), no es racista (le gusta el jazz y la rumba, y tiene amistad con un negro sudafricano (Mathías), e incluso dan a entender que podía desertar ante la sospecha de la “solución final”) y no es mujeriego (se enamora y se casa) ¿El mito de Marseille se fundamenta en hechos?  

Al ser tan famoso se conservan testimonios de personas que lo trataron;  junto a su correspondencia, diversos informes militares (en ambos bandos) y abundante material gráfico. Todo esto ha permitido que se escriban varias biografías, libros referentes a la Luftwaffe en general y documentales. Nosotros consultamos la de Colin D. Heaton, 2012, The Star of Africa: The Story of Hans Marseille; entre otros. Se afirma que nunca disparaba a la cabina y en su primer derribo le escribió a su madre: “Sigo pensando en cómo se deberá sentir la madre de este joven cuando reciba la noticia de la muerte de su hijo. Y yo soy el culpable de esta muerte. En lugar de estar feliz por mi primera victoria estoy triste” (carta del 24 de agosto de 1940). Se preocupó porque los pilotos enemigos derribados o con aeronaves dañadas fueran rescatados, informaba de los capturados heridos al bando contrario dejando caer paquetes con cartas en los aeródromos en medio de los disparos antiaéreos. En una reunión con Adolf Hitler tocó en el piano una pieza de Jazz que hizo molestar al Führer y cuando el mariscal Albert Kesselring (comandante de la Luftflotte II) le preguntó por qué había “un negro” en su tienda, Marseille le respondió: “es un buen hombre y es mi mejor amigo”. Lo relativo al conocimiento de la “solución final” hasta ahora no hay pruebas, y nunca se casó.

¿Y por qué fue llamado la “Estrella de África”? Al llegar como apoyo aéreo al Afrika korps en abril de 1941, se dedicó sin descanso a ser un excelente piloto. A su personalidad audaz le agregó ahora la disciplina. Se cuenta que al volver de las misiones no dejaba de practicar diversas maniobras de caza, simulacros de dogfight con sus kamaraden, sin dejar ninguna posición por examinar en el potencial de las mismas para centrar al enemigo en el visor de puntería. De manera que no seguía exclusivamente lo aprendido, sino que disparaba “en viraje, incluso en tonel o invertido (…); rompiendo las formaciones, usando pequeñas ráfagas al conocer con precisión la distancia y tiempo adecuados” (Cajus Bekker). Todo ello rendiría fruto a partir de septiembre de ese año cuando derribó en un solo día cinco aviones. En abril del 42 llegó a los 48 derribos y recibió la Cruz de Caballero; y para junio al lograr la centena se le dio un permiso para viajar a Alemania, Austria e Italia donde será condecorado de nuevo. En septiembre volverá completando su cifra total de victorias en un mes que lo dejó profundamente agotado, incluyendo el primer día que logró el récord que lo mantiene invicto hasta el presente.

El 30 de septiembre al regresar de otra salida su motor falló perdiendo la visibilidad. Al verse obligado a saltar en paracaídas sus compañeros vieron con horror como nunca abrió. Las investigaciones, testimonios e historiadores llegan a la conclusión que al saltar la cola le dio un golpe en el pecho. En el lugar que cayó en Egipto hay una pequeña pirámide conmemorativa y en Berlín reposan sus restos con una palabra: “Invicto”. No puedo finalizar sin agradecer a mi querido amigo Emilio Useche por regalarme el libro de José Márquez Periano, 2018, Águilas de la Luftwaffe; texto que nos ha aportado fascinantes anécdotas y datos. La semana que viene retomamos la serie sobre la Batalla de Stalingrado. Ojalá no pase mucho tiempo sin que se haga una película que supere las terribles escenas de combate del filme de 1957. Y los dejo con las palabras de Cajus Bekker: “Parecía imposible que tras una carrera tan brillante y gloriosa aquella vida de aviador pudiera extinguirse así, de repente y no durante un combate, sino de una manera tan ridícula, en un accidente. Marseille, vencedor 158 veces estaba muerto. La estrella de África acababa de apagarse”.

miércoles, agosto 31, 2022

Duelo de zorros. La Batalla de Alam El Halfa o Segunda Batalla de El Alamein.

Duelo de zorros

31 de agosto de 2022

“Rommel, anoche a las ocho, ha atacado en Libia. Ha elegido bien el día y la hora, cuando ya nadie esperaba el ataque y el whisky había comenzado a aparecer en las mesas de los ingleses” (Galeazzo Ciano, Diario, 31 de agosto de 1942). Era el inicio de la Batalla de Alam El Halfa o Segunda Batalla de El Alamein. El Zorro del Desierto, desde que fue nombrado máximo comandante del pequeño ejército del Tercer Reich (Deutsches Afrika korps) en el Norte de África para apoyar a los italianos a principios de 1941, siempre se había enfrentado a muchos problemas entre los que predominaban las dificultades logísticas y la superioridad numérica del enemigo, de modo que estaba acostumbrado y asumió el reto. Pero no esperaba la aparición de un general con sus mismas capacidades para lograr la victoria, aunque con un estilo muy diferente. Ese líder militar será conocido como “Monty”, el cual logrará la admiración de sus soldados y la derrota estratégica del Eje en el Frente Mediterráneo y africano de la Segunda Guerra Mundial.

“La batalla de África es una batalla de material. A Rommel le han faltado tanques; los otros todavía tenían unos cuantos. Eso lo explica todo. Y si a Rommel le faltan tanques, es porque no podemos transportarlos” (“La noche del 3 al 4 de enero de 1942” en: H. R. Trevor-Roper, 2008, Hitler´s Table Talk 1941-44. His Private Conversations). Los altos mandos germano-italianos le habían prometido al mariscal, los recursos necesarios para llevar a cabo la ofensiva que tenía la meta de controlar el Canal de Suez e incluso los pozos petroleros de Haifa (de estos planes hablamos la tercera semana de junio junto a la Primera Batalla de El Alamein).

La captura del puerto de Tobruk (lograda el 21 de junio) y el restablecimiento de la línea ferroviaria facilitarían la logística al no tener que enviar los recursos en camiones por casi dos mil kilómetros desde Trípoli hasta el Frente (que a su vez absorbían el 75% del combustible que transportaban). A finales de agosto el Eje logró duplicar a cuentagotas el número de tanques, pero tan solo la mitad del combustible y la munición que los mismos requerían. El dominio marítimo del Mediterráneo y la posesión de la isla de Malta por parte de los Aliados era un gran obstáculo. Se planeó invadirla (“Operación Hércules”) pero nunca se logró el requisito previo de la superioridad aérea. La Luftwaffe era requerida en el Frente ruso y sus unidades se fueron reduciendo, mientras tanto los bombarderos de la Desert Air Force y la USAAF machacaban los puertos de Trípoli, Bengazhi y Tobruk; los convoyes terrestres y la Royal Navy hundía los mercantes italianos.

El plan del Zorro era el tradicional envolvimiento con el liderazgo de sus dos divisiones de Panzer con el apoyo de los italianos, solo que esta vez cómo telegrafió sus pares Aliados el Primer Ministro Winston Churchill: “Rommel ha iniciado el ataque para el que nos preparábamos. Es posible que se libre ahora una batalla importante” (“Capítulo XVII. Tensión e incertidumbre” del “Libro III. La Gran Alianza”, en 1948-56, La Segunda Guerra Mundial). Y el terreno había cambiado con la existencia de la Depresión de Qattara al sur, que impedía que la maniobra de cerco pudiera realizarse con total libertad. Por no hablar que las antiguas debilidades del Octavo Ejército británico ya no existían al obtener numerosos tanques estadounidenses (Sherman y Grant) de similar calidad que los alemanes, mejores cañones antitanques a los que habían tenido hasta ahora y el ya citado nuevo liderazgo del teniente general Bernard Montgomery. La apuesta era arriesgada, cada Panzer solo tenía combustible para recorrer 150 kilómetros. Se confiaba en la palabra empeñada que los suministros llegarían.

Rommel está parado en Egipto por falta de carburante. Tres petroleros nuestros han sido hundidos en dos días (2 de septiembre de 1942).

 

Continúa el alto del Rommel y, lo que es peor, siguen los hundimientos de nuestros barcos; anoche otros dos. (…) Rintelen – que ha vuelto hoy de Libia – dice que escasea todo, no solamente el carburante. Por tanto, la acción, esta vez, constituye según él, un poco una aventura que puede ir bien o puede ir mal (Galeazzo Ciano, Diario, 3 de septiembre de 1942).

 

El ministro de asuntos exteriores italiano: el conde Ciano, describe la situación perfectamente. La promesa de abastecimiento no se cumpliría. Muchos reducen la derrota a esta exclusiva causa, pero incluso el propio Rommel en sus informes recopilados (aunque estos solo llegan a mediados de agosto de 1942 pero los argumentos sirven igual para la Batalla de Alam El Halfa) también lo hace. “Nuestro aprovisionamiento había cesado… gracias a la pereza, ineptitud o la desgana de los organismos superiores” y después culpa al “derrumbe del poder combativo de muchas unidades italianas (…)”, no por las tropas que llena de elogios sino por “el sistema militar operante, la pobreza de sus medios y la falta de interés hacia la guerra demostrada por los hombres de Estado y los mandos” (1954, The Rommel Papers).

"No es claro lo que está pasando en Libia; Rommel está replegando su ala derecha bajo el martilleo de la aviación inglesa y sin que los tanques enemigos hayan entrado en acción. Anoche fueron hundidos otros dos barcos” (Galeazzo Ciano, Diario, 4 de septiembre de 1942). Al día siguiente el Eje se retiraba. Monty había cumplido con su plan que era fruto del aprendizaje: no poner en peligro sus tanques tal cómo describe el conde Ciano y dejar que las minas, artillería (y los tanques escondidos) y la aviación dieran cuenta del enemigo. El Eje había perdido su capacidad de respuesta, solo le quedaba crear defensas para resistir el contraataque el cual llegaría a finales de octubre.

La próxima semana seguiremos en el Desierto pero centrados en la guerra aérea para hablar del piloto más famoso del Frente africano y el papel que tuvo la aviación en la campaña del Norte de África. En palabras del conde Ciano pero también Rommel en sus informes, el problema de la superioridad aérea del enemigo es repetido una y otra vez tal como el Zorro le cuenta a su esposa el 2 de agosto: “Queridísima Lu: Sin novedad, exceptuando gran actividad aérea contra mis líneas de abastecimiento” y solo queda dejar su conclusión: “Tras resonantes victorias, la espléndida campaña de verano terminaba en un peligrosísimo marasmo”.

No queremos bromear con un tema tan serio, pero ahora que retomamos el Frente del Desierto es imposible no pensar en la sequía prolongada que padece Europa en este verano del año 2022. Nuestra irresponsable política de destrucción ambiental ha iniciado un proceso de desertificación que ha generado paisajes como el Sahara ¡o peor porque no posee su belleza! El hecho es que el retroceso del nivel de las aguas en los grandes ríos del viejo continente ha mostrado embarcaciones (entre otros objetos) de la Segunda Guerra Mundial y épocas más antiguas. Fascinante para el historiador, sí; pero extremadamente preocupante. Les recomiendo encarecidamente que vean el documental del gran naturalista y divulgador sir David Attenborough (2020) en Netflix: David Attenborough: una vida en nuestro planeta ¡y asumamos el cambio de estilo de vida que propone!


miércoles, agosto 24, 2022

La Resistencia se organiza en la Segunda Guerra Mundial (I) . El caso de Alemania.

La Resistencia se organiza (I)

Carlos Balladares Castillo

Publicado el 22 de agosto de 2022

La principal actividad de los curas es socavar la política nacionalsocialista.

(…) Un día de estos llevaré este conflicto, que es tan antiguo como la propia historia de Alemania, a una conclusión abrupta y decisiva. ¡Haré sentir a estos malditos curas el poder del Estado de un modo que nunca hubieran soñado! De momento me dedico a vigilarlos, si tuviera la menor sospecha de que están volviéndose peligrosos, los fusilaría a todos (Adolf Hitler, Hitler's Table Talk, 07 de abril y 11 de agosto de 1942).

El 21 de agosto de 1942 el sacerdote católico Franz Reinisch, miembro del Movimiento Schoenstatt, fue ejecutado por negarse a realizar el juramento de obediencia a la persona de Adolf Hitler. Los católicos, pero también protestantes y ortodoxos, formaron parte de la resistencia alemana contra el régimen nazi. Al principio eran iniciativas individuales como las del padre Reinisch, pero poco a poco desarrollaron organizaciones de resistencia civil. Dos ejemplos son la Rosa Blanca (Weiße Rose), que nace en junio de ese año; y el Círculo Kreisau, que se reunía desde 1940 en la casa del conde Helmuth James von Moltke, planificando la Alemania posterior a la Segunda Guerra Mundial (SGM) y al Tercer Reich. Tres de los miembros del Círculo eran sacerdotes jesuitas (Augustin Rösch que era el provincial, Lothar Konig y Alfred Delp), pero también había protestantes, mujeres, entre otros. La principal causa de la oposición, tanto en Alemania como en la Europa ocupada, fue el rechazo al genocidio y a las diversas formas de esclavitud del Nuevo Orden. La conciencia había despertado ante el horror del mal.

Todos los años, en nuestro proyecto del 80 aniversario de la SGM, nos enfrentamos al reto de resumir en un solo artículo la resistencia, el espionaje y las actividades comandos durante el año que corresponda (ahora es 1942). Siempre nos quedaremos cortos, de modo que nos hemos dedicado más a la resistencia y en especial dentro de Alemania y Francia; pero en algún momento también nos referimos a otros pueblos, como fue el caso checoeslovaco al tratar el atentado al SS-Obergruppenführer Reinhard Heydrich el pasado mes de mayo. En la primera queremos resaltar, que junto a la tendencia autoritaria y militarista prusiana existía un republicanismo germano que amaba la libertad. El Círculo Kreisau, por ejemplo, planificaba la “otra Alemania”: una nación cristiana, democrática y federal. Y analizamos el caso francés por tener la hegemonía cinematográfica al relatar la lucha contra el ocupante. Por no hablar del fascinante conflicto interno entre los diversos grupos que querían liderizar la Resistencia. A dicho tema nos dedicaremos, Dios mediante, la última semana de octubre por tener íntima relación con el Frente del Norte de África y la “Operación Torch”.

La Rosa Blanca es bastante conocida, existen monumentos y se le han dado los nombres de sus principales miembros a calles y plazas en toda Alemania. El cine ha contribuido a su recuerdo con más de tres películas y varios documentales. De los filmes que conocemos todos son alemanes, el primero es Die Weiße Rose (1982) de Michael Verhoeven; que se dedica a narrar el desarrollo del movimiento desde sus inicios en junio de 1942 hasta su final el 22 de febrero de 1943, haciendo énfasis en los hermanos Scholl: Hans y Sophie, y aunque también aparecen los otros hermanos, se mantiene la tendencia a considerar que ellos fueron los líderes. El resto de los miembros aparecen con sus respectivas opiniones, en especial el debate en torno al carácter no violento de la resistencia. Sophie es la protagonista, no solo por los méritos que realmente tuvo sino porque hay una clara influencia del feminismo de los ochenta en esta representación. En lo que respecta a la fuerte espiritualidad cristiana de la mayoría de sus miembros; hecho notable en los panfletos, diarios y cartas; percibo que es tratado de manera muy superficial. Ese mismo año se hizo otra película (Percy Adlon: Fünf letzte Tage/ Los últimos cinco días) que no hemos visto, pero que trata de la perspectiva de la prisionera que acompaña a Sophie en la celda: la comunista Else Gebel.

La más reciente que se hizo para el cine fue titulada Sophie Scholl. Die letzten Tage (2005) y dirigida por Marc Rothemund; hay otras para la TV: desde la más antigua de 1971: Der pedell y la última en el 2013 junto a un documental en el centenario del natalicio en el 2021).  En la del 2005 aunque solo se narran los hechos que van desde el lanzamiento de panfletos en la Universidad de Munich el 18 de febrero de 1943, su captura, los largos interrogatorios de la Gestapo, el juicio el Presidente de la “Corte del Pueblo”: Roland Freisler y la ejecución de los tres primeros el 22 de febrero: Hans y Sophie Scholl, y Christoph Probst; se resalta la profunda piedad cristiana de los Scholl. Dicho factor es probado por las fuentes primarias y la historiografía, entre las cuales nos guiamos por el excelente texto del historiador José María García Pelegrín: La Rosa Blanca: los estudiantes que se alzaron contra Hitler (2006). Sophie al igual que sus hermanos eran luterana; pero en su ciudad (Ulm) como el resto del sur de Alemania la influencia católica era determinante, y muchos párrocos y obispos llevaban a cabo una sistemática oposición al nazismo que despertaba la admiración de todas las denominaciones cristianas.

En la casa de los Scholl desde la década de los treinta se reunían artistas y diversos intelectuales. Se leía a muchos escritores que el Tercer Reich prohibiría como Stefan Zweig, Thomas Mann, Erich Maria Remarque, entre otros. La influencia más importante la recibirán de Otto Aicher (después de la guerra será un famoso diseñador: un ejemplo es el logo de la Lufthansa) que era católico, un compañero de clases de Werner el menor de los hermanos. “Otl”, quien finalmente se casaría con Inge (la hermana mayor), les daría a conocer los grandes filósofos y padres de la Iglesia (leyeron Las confesiones de San Agustín). Werner fue asumiendo el catolicismo y todos en general quedaron fascinados con los autores franceses del personalismo cristiano como Jaques Maritain, Leon Bloy, Ettiene Gilson, etc. De los alemanes que seguían los pasos de los franceses estaban Carl Muth y Theodor Haecker. También leen al cardenal John Henry Newman (hoy beato) y otros conversos. El humanismo cristiano los llevaría al rechazo del mal que significaba el nazismo, y más aún cuando la naturaleza genocida del régimen fue comprobada con la participación en el Frente del Este en el verano del 42 de muchos de los miembros de la Rosa Blanca.

Las otras organizaciones de resistencia alemana como la que se agrupaba en torno al almirante Wilhelm Canaris (jefe de la Abwehr, el servicio de inteligencia militar) y la que llevará al complot del 20 de julio de 1944, serán analizados cuando nos acerquemos a su ochenta aniversario. Al mismo tiempo nos falta por explicar las diversas formas de resistencia en toda la Europa ocupada y también en Alemania, en los cuales muchos católicos o no participaron escondiendo o ayudando a huir a miles de judíos. Otro hecho que cumplió 80 años (el 22 de agosto) fue la declaración de guerra del Brasil al Eje, pero lo trataremos en octubre con la Batalla del Atlántico por estar íntimamente ligado a la misma.

Por último no podemos dejar de apoyar la denuncia de la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela (CAIV) realizada el 22 de agosto de 2022 en torno a las declaraciones negacionistas del Holocausto del empresario Esteban Trapiello, el domingo 21 de agosto pasado en el programa vía podcast “Par de Calvos” que conducen los periodistas Vladimir Villegas y Pedro Carvajalino. En el mismo declaró que Adolf Hitler “No terminó todo lo que quería hacer”, y al preguntarle si se refería al exterminio de los judíos y personas consideradas inferiores desde la perspectiva nazi, respondió: “no puedo creer ese cuento”. El estudio sistemático de la SGM y el totalitarismo que realizamos desde hace varios años, nos exige tomar posición ante toda expresión e ideología de odio que intente negar (o incluso apoyar) la mayor tragedia vivida por la humanidad.

 

miércoles, agosto 17, 2022

“Masters of the Air” (la campaña de bombardeo en Europa durante 1942 y el raid de Dieppe)

“Masters of the Air”

Publicado el 17 de agosto de 2022 en El Nacional y al día siguiente en Opinión y Noticias.




Desde hacía mucho tiempo se sabía

que en el terreno de la guerra aérea

los Aliados occidentales preparaban

cosas decisivas. (…) El éxito de la ofensiva

anglo-americana contra el Reich fue obra

del materia norteamericano, de superioridad

aplastante en cantidad y calidad.

 (Adolf Galland, general de la Luftwaffe).

El 17 de agosto de 1942 el mayor Paul Tibbets (quien logrará posteriormente fama mundial por el bombardeo atómico sobre Hiroshima) pilotea el avión líder (un B-17 E “Flying Fortress”) de la primera misión de la Eighth Air Force de la United States Army Air Force (USAAF). A su lado como copiloto está el comandante de la 97th Heavy Bombardment Group: coronel Frank Armstrong. Son 12 cuatrimotores escoltados por Spitfires de la Royal Air Force (RAF), que atacarán al atardecer la zona de aprovisionamiento vía ferrocarriles en Rouen (Francia ocupada por el Tercer Reich). No sufrirán una sola baja pero derriban un caza enemigo Me 109. En otro B-17 pero como observador iba el comandante del VIII Bomber Command: el general de brigada Ira C. Eaker. No era la primera vez que aviadores estadounidenses bombardeaban Europa durante la Segunda Guerra Mundial (SGM). El 12 de junio 13 B-24D atacan los campos petrolíferos de Ploesti (Rumanía) y el 4 de julio pilotos de la Octava Fuerza Aérea manejan seis de los 12 A20 “Havoc” que bombardean Holanda; pero en esas ocasiones lo hicieron como parte de la RAF. Ese día de agosto fue el primero de miles de misiones que llevarían a los Estados Unidos (EEUU) a liderizar finalmente la lucha por el dominio de los cielos europeos.

La campaña de bombardeo de los Aliados y la lucha por la supremacía aérea sobre Europa, forma parte de los temas que le dedicamos una o dos entregas anuales en nuestra serie sobre el 80 aniversarios de la SGM. Tal como señala el documental de William Wyler de 1944: The Memphis Belle: A Story of a Flying Fortress, era otro Frente de guerra y uno muy importante, porque el éxito del futuro desembarco y el avance de los ejércitos en tierra y mar dependían del control del espacio aéreo, por no hablar de la destrucción de la industria y la moral del enemigo. Los anteriores artículos fueron publicados la primera semana de diciembre del 2020 (que trata de 1939 a 1940), la primera y segunda semana de octubre del 2021 (sobre 1941); y en la última semana de marzo del 2022 cuando explicamos el giro radical que tuvo la campaña de bombardeo en la primera mitad de 1942. Es en ese momento que la experiencia acumulada del Mando de Bombardeo de la RAF, su tecnología y la producción de numerosos bombarderos cuatrimotores, junto al liderazgo de sir Arthur Harris ¡comienzan a dar los resultados esperados!

En el período entreguerras los EEUU desarrollaron las teorías, al igual que el Reino Unido, que creían en el potencial de los bombarderos para determinar la victoria. La United States Army Air Corps (USAAC) solicitó a la industria aeronáutica la construcción de prototipos que permitieran llevar gran cantidad de bombas a largas distancias y con capacidad para defenderse de los cazas enemigos. En la segunda mitad de la década se eligen los dos cuatrimotores (el Boeing B-17 y el Consolidated B-24 “Liberator”) que cargarán bajo sus alas el esfuerzo de la lucha. En 1941 la USAAC obtendrá una mayor autonomía del Ejército y pasará a llamarse USAAF; y después que Adolf Hitler declaró la guerra a la potencia norteamericana en diciembre de ese año, ese mismo mes el Presidente Frankiln Delano Roosevelt  y el Primer Ministro Winston Churchill deciden establecer como prioridad la derrota de la Alemania nazi. A un mes del ataque a Pearl Harbor se ordena la creación de una gran unidad de la USAAF que tendrá como sede numerosos aeródromos en las islas británicas, y de esa forma el 19 de enero de 1942 nace la Octava Fuerza Aérea.

La Eighth Air Force comienza a operar en febrero en Savannah Army Air Base (Georgia), con tres unidades subordinadas: VIII Bomber Command (BC) (bombardeo estratégico por los cuatrimotores), VIII Fighter Command (FC) (cazas que escoltan a los bombarderos), y VIII Ground Air Services Command (GASC) (transporte pero también bimotores dedicados al bombardeo táctico en coordinación con el Ejército). Se iniciará su constante entrenamiento que puede leerse en el libro del escritor John Steinbeck, 1942, Bombs Away: The Story of a Bomber Team. El 5 de mayo el mayor general Carl Spaatz asume el comando del Cuartel General de la Octava, y desde el 9 de junio comienzan a llegar las primeras unidades a Gran Bretaña. Desde el principio realizan actividades diurnas; sir Arthur Harris diría que por un “exceso de confianza y actitud arrogante”, pero otros señalan que los escapes de los B-17 permitían que fueran vistos de noche de modo que no tenía sentido. De día podrían ser más eficaces y defenderse mejor, pensaron; pero los meses que restas del año 42 fueron con cautela y no atacaron suelo alemán. La experimentada Luftwaffe les demostraría que tenían que pagar un alto precio, tanto que al final de la guerra sus bajas (50 mil aproximadamente, de las cuales 26 mil fueron fallecidos) superaron a la de los Marines.

Dos días después de la primera acción de la Octava (aunque no están relacionadas), los Aliados llevan cabo un raid o incursión sobre la playa francesa de Dieppe. No era un desembarco para liberar el puerto ocupado sino solo controlarlo por ocho horas. Hay diversas explicaciones del objetivo del mismo y todavía sigue el debate, pero lo cierto es que fue un desastre. Un alto costo en vidas humanas: 1907 muertos y 2304 prisioneros de guerra de los seis mil que participaron (mayoría canadienses); eso quiere decir que más de 2/3 fueron bajas. Los defensores solo eran 1500 y padecieron 300 bajas. La Royal Navy tuvo 555 y la RAF perdió 119 aviones. Para agosto la Luftwaffe contaba con un nuevo caza (el Focke Wulf FW-190) en mayores cantidades. El 190 les otorgaba la superioridad tecnológica, que sumado a la gran experiencia de los pilotos; convencieron a los Aliados que antes de cualquier desembarco se tenía que doblegar a la aviación germana. La historia oficial ha sostenido que Dieppe ayudó a salvar vidas en las futuras operaciones anfibias (“Torch”, etc.) al dar conocimientos y evitar la toma de los puertos. Algunos historiadores señalan que se buscaba capturar una máquina “Enigma” o mostrar a los soviéticos que un “segundo frente” en Europa era imposible en 1942.

A la bibliografía que venimos usando, le agregamos la recomendación del amigo y colega historiador Henry Georget (profesor nuestro en la Universidad Central de Venezuela, y la persona que consideramos posee los mayores conocimientos de la SGM y la historia de la aviación, tantos que cuando era muy joven participó en el famoso programa de Radio Caracas Televisión de finales de los ochenta: “Concurso millonario”). La historia oficial: los siete volúmenes de Wesley Frank Craven (editor), 1983, The U S Army Air Forces in World War II y Roger A. Freeman, 1970, The Mighty Eighth: A History of the U.S. 8th Army Air Force (Units, Men and Machines); junto a todo el material de las páginas webs de diversos museos que poseen departamentos de investigación. La semana que viene nos dedicaremos a otro tema anual: la resistencia interna tanto en Alemania como los países ocupados por el Tercer Reich. ¿Y por qué el título “Masters of the Air”? Porque seguimos esperando el estreno de esta serie producida por la dupla Tom Hanks-Steven Spielberg, que puede llenar un vacío en el cine de la SGM al contarnos los primeros momentos de la Mighty Eighth.

 Imágenes: bombarderos B17 en 1942, la segunda es el B17 líder de la primera misión y la tercera las consecuencias en la estación de ferrocarril de Rouen (Francia). 

miércoles, agosto 10, 2022

Stalingrado: ¿la batalla decisiva? (I) (primera visita de Winston Chuchill a la Unión Soviética en 1942)

Stalingrado: ¿la batalla decisiva? (I)

Publicado en El Nacional el 10 de agosto de 2022 y al día siguiente en Opinión y Noticias.

Los primeros días de agosto de 1942, el maestro y médico pediatra Janus Korczak (Henryk Goldszmidt era su nombre original), quien había establecido un centro para el cuidado y educación de aproximadamente 200 niños en el gueto de Varsovia, se dirigía con ellos a la plaza “Umschlagplatz”. El 22 de julio se había iniciado el proceso de desalojo de los guetos polacos, y desde esta plaza – en el caso del gueto de la capital – partían los transportes a los campos de exterminio. Muchos le ofrecieron ayudarlo a escapar, e incluso se dice que las autoridades nazis habrían facilitado su exilio debido a su prestigio; pero él rechazó todas las propuestas de abandonar a sus queridos niños, porque el principio de su vida siempre había sido el cuidado de la infancia. A los trece días de ese hecho el 6° Ejército alemán llega al Volga a las puertas de Stalingrado iniciándose la batalla más importante de la Segunda Guerra Mundial (SGM).

No queríamos dejar pasar la fecha para hablar del pedagogo Korczac, al cual dedicaremos en un artículo sobre su diario pero en nuestra columna mensual del Wall Street International Magazine. Al seguir el análisis de la SGM a medida que se cumple el 80 aniversario, los hechos se van sucediendo de manera simultánea y se hace complicado relatarlos en una columna semanal. No basta con identificar los más importantes para la historiografía y la cinematografía, y un buen ejemplo es el mes de agosto de 1942. El Holocausto, la campaña de Guadalcanal y el resto de los combates en el continente Asiático; el estancamiento del Frente del Desierto en torno al Alamein; por no hablar de la campaña de bombardeo sobre Europa (al cual le dedicaremos el artículo de la próxima semana) y la Batalla del Atlántico. Pero en lo que respecta al ámbito de lo estratégico militar lo más importante es la Ofensiva de verano alemana en el Cáucaso y el río Don; y en relación a ella está la primer encuentro entre sir Winston Churchill y Josef Stalin.

La esperanza que el Nuevo Orden Nazi (con sus consecuencias genocidas) finalice, está en la victoria de los Aliados. Por esta razón Churchill viaja a Moscú, después de haber estado en el Cairo realizando un cambio de las máximas autoridades (del mismo hablaremos la última semana del mes porque el Primer Ministro volverá a Egipto el 17 de agosto), en los que destaca la elección del mayor general Willian “Strafer” Gott (7° División Blindada) como comandante del Octavo Ejército británico, pero a los pocos días su avión fue derribado por un Bf 109 y falleció, de modo que su cargo fue asignado al teniente general Bernard “Monty” Montgomery.

El 10 de agosto Churchill sale rumbo a la Unión Soviética (URSS) en el famoso “Commando” (AL504, un B24 Liberator II adaptado para largos viajes y trasladar al Primer Ministro y su personal, pilotado por el voluntario estadounidense de la RAF: William Vanderkloot) y al relatarnos el viajes dice:

Nos mantuvimos alejados de Stalingrado y la zona de la batalla, lo que nos acercó al delta del Volga (…). Reflexioné sobre la misión que me conducía a este siniestro estado bolchevique al que, cuando nació, intenté estrangular con todas mis fuerzas y que, hasta que apareció Hitler, me parecía el enemigo mortal de la libertad y la civilización. ¿Qué tenía que decirle en ese momento? (…) El general Wavell lo resumió en un poema cuyas últimas líneas eran: ‘No habrá un segundo frente en 1942’ (Winston Churchill, “Capítulo XV. Moscú. La primera entrevista” del “Libro III. La Gran Alianza”, en 1948-56, La Segunda Guerra Mundial).

Al llegar, el máximo líder británico se sorprende porque “estaba todo preparado con totalitaria fastuosidad”. Conoce personalmente a Stalin, del que dice ser “el gran jefe revolucionario y profundo estadista y militar ruso con el que mantendría, durante los tres años siguientes, una relación estrecha, rigurosa pero siempre emocionante, y a veces incluso amistosa”. Le trasmite la “mala noticia” y Stalin no estuvo de acuerdo con dejar para 1943 la invasión al norte de Europa. Mucho menos le convenció el comparar el Tercer Reich con un cocodrilo al cual debía atacarse por el blando vientre (el sur, Italia o Grecia) y no sus fauces y garras (Francia), ni el argumento logístico relativo a la llegada de todo el material y divisiones de Estados Unidos (EEUU) a finales de 1942 y que el clima impedía el desembarco. Lo cierto es que la “inquieta” respuesta de Stalin fue la mejor explicación de lo que vendría con la Batalla de Stalingrado (23 de agosto de 1942 al 03 de febrero de 1943):

Dijo que él veía la guerra desde otro punto de vista. Un hombre que no estaba dispuesto a correr riesgos no podía ganar una guerra. ¿Por qué le teníamos tanto miedo a los alemanes? No lo comprendía. Su experiencia demostraba que las tropas tenían que mancharse de sangre en la batalla, que si uno no dejaba que sus soldados se ensangrentaran no tenía idea de lo que valían (Winston Churchill, ibídem).

El “punto de vista” de Stalin es similar al de Adolf Hitler, ambos son regímenes totalitarios y lo importante son el colectivo (nación, clase o raza) y no la dignidad de cada persona. Su máxima expresión se vivirá en Stalingrado.  Desde mayo; comenzamos a dedicarle un artículo por mes a esta batalla, lo cual seguiremos haciendo – Dios mediante – hasta febrero del 2023. Al principio explicamos sus antecedentes, y ante la imposibilidad de publicar en julio, adelantamos la explicación de las importantes decisiones que tomaron Hitler y Stalin (¡perfecto ejemplo de lo que hablamos!). El primero con la Directiva N° 45 del 23 de julio,  que establece la captura de Stalingrado como principal objetivo después de la toma del Cáucaso. Y el segundo con la Orden N° 227 del 28 de julio, conocida por su frase “¡Ni un paso atrás!”, subrayada en rojo en el texto original. La última dice que “¡La única causa para abandonar las posiciones solo puede ser la muerte!", a menos que el mando supremo recomiende alguna retirada. Se creaban “batallones penales” (a los “cobardes” se les enviaba a los lugares y misiones más peligrosas) y “destacamentos de bloqueo” (encargados de disparar a los soldados que retrocedan), cuya acción se ve en las primeras escenas de la mejor película sobre la batalla: Enemy at the gates (Jean Jacques Annaud, 2001).

Las películas y documentales son abundantes sobre la batalla. Al buscar en Internet Movie Data Base (IMDB) superan los 200 títulos, pero la tendencia de la mayoría es a resaltar la lucha en la ciudad y en el período invernal (hablaremos de ellos en su momento). La historiografía también es numerosísima, y entre ellas la obra del coronel (retirado) e historiador estadounidense David M. Glantz (ganador del premio Pritzker sobre historia militar en el 2020) establece que en Occidente el estudio de la campaña careció hasta el año 2000 (desde 1990 se inicia la llamada “Revolución de los archivos” cuando al desaparecer la URSS se permite el acceso) de un conjunto de fuentes primarias del 6° Ejército de la Wehrmacht debido a que las mismas estuvieron retenidas. A su vez la visión soviética censuró las fuentes contrarias al relato oficial (Stalin y el Ejército Rojo no cometieron errores). Su gran obra The Stalingrad Trilogy (2009-2014) intenta llenar este vacío y demuestra cómo las fuerzas del Tercer Reich llegan debilitadas a la ciudad del Volga. El 14 de septiembre próximo continuaremos esta serie que busca identificar su papel en la SGM y cómo es recordada.


Imagen de la película de A. Wajda sobre Korczac. 



miércoles, agosto 03, 2022

Guadalcanal: el primer “día D” del Pacífico (I) (Campaña de Guadalcanal vista por el cine)

Guadalcanal: el primer “día D” del Pacífico (I)

Carlos Balladares Castillo

Publicado el 03 de agosto de 2022 en El Nacional

From the Halls of Moctezuma

To the shores of Tripoli;

We fight our country's battles

In the air, on land, and sea;

First to fight for right and freedom

And to keep our honor clean;

We are proud to claim the title

Of United States Marine.

 (Himno de los Marines).

En el primer episodio de la serie The Pacific (Tom Hanks & Steven Spielberg, 2010), después de algunas escenas que nos relatan la vida civil de los tres protagonistas (los Marines: el oficial John Basilone y los soldados Robert Leckie y Eugene Sledge), se muestra el desembarco de la Primera División de la United States Marine Corps (USMC) en el extremo noroeste de la isla de Guadalcanal de las Salomón (sureste del Pacífico). La tensión crece pero después se relajan porque los japoneses no defendieron las playas, ni siquiera el aeródromo sino que decidieron resistir en la jungla. La Campaña de Guadalcanal (“Operación Watchtower”: 07 de agosto de 1942 al 9 de febrero de 1943) fue la primera gran ofensiva terrestre de los Aliados liderizados por los Estados Unidos (EEUU) en el Frente del Pacífico durante Segunda Guerra Mundial (SGM). Algunos llegan a describirla como el “Stalingrado” o el “Verdún” de dicho Teatro de guerra, por ser un punto de inflexión en que el Imperio del Japón pierde la iniciativa y se comienza el avance de las democracias: “saltando islas”. En dichos “saltos” se llegaron a sumar más de un centenar de “D-days”, que en conjunto e incluso algunos casos fueron más sangrientos que el desembarco en Normandía.

El corresponsal de guerra: Richard Tregaskis (1916-1973) convivió con la Primera División hasta que esta fue retirada de la isla en diciembre de 1942, y el Ejército terminó de asumir el final de la campaña. En todo ese tiempo escribió un diario que relata los sucesos pero en especial lo vivido por los soldados. El primero de enero de 1943 fue publicado por Random House y gracias a su éxito se adaptó al cine (guión de Jerome Cady) con el mismo nombre: Guadalcanal diary (dirección de Lewis Seiler, con la actuación de Preston Foster y Anthony Quinn, entre otros). En noviembre de 1943 se estrenaría. La trama busca resaltar los mitos de los Marines: ser la avanzada de Armada y por tanto los soldados más duros pero que caen primero y en mayor número. El sacrificio que hacen por la patria es llevadero no solo por la noble meta sino por la generosa camaradería y espíritu de cuerpo. Al contrario los enemigos son deshumanizados al ser representados como seres irracionales.

A lo largo de la SGM y la postguerra Guadalcanal es parte de otros filmes y documentales aunque no necesariamente como tema central. La historiografía es amplísima en el ámbito estadounidense especialmente. Sir Winston Churchill en su obra magna La Segunda Guerra Mundial (1948-56), lo nombra en escasas ocasiones y solo para concluir que significó junto a las batallas del Mar del Coral y Midway (revisar nuestros artículos respectivos a principios de mayo y junio pasado al cumplirse su 80 aniversario) las primeras derrotas determinantes del Imperio del Japón. Las obras generales sobre la SGM; tanto las enciclopedias como los libros de Anthony Beevor y Williamson Murray y Allan R. Millett y lo publicado por la editorial Osprey (usados de manera casi permanente en nuestra serie), dedican un parte fundamental a su estudio y en ellos nos basamos.

En la cinematografía se tendrá que esperar hasta 1998 cuando aparece una película que usa la batalla de Guadalcanal como excusa para el discurso antibelicista. Nos referimos a la adaptación de la novela de James Jones, 1962, The thin red line con el mismo título, por el director Terrence Malick (en 1964 Andrew Marton hizo la primera versión homónima). La consideramos una obra maestra, no solo por su magnífico y poético guión acompañado de manera armónica con una hermosa fotografía; sino porque atiende los aspectos burocráticos y de lucha entre cargos sin importar el sufrimiento de los soldados ante un enemigo perfectamente adaptado al ambiente y que estaba decidido a lanzarse contra las ametralladoras al grito de ¡Banzai! Y no deja de desarrollar lo que es central en la novela: el impacto de la guerra en el alma (la consciencia, el espíritu).

Los dos primeros episodios de la serie The Pacific intentan probablemente equilibrar las perspectivas de Guadalcanal diary y The thin red line. Toda la serie, recorre a través de sus tres protagonistas ya citados la historia de la Primera División de Marines a lo largo de la SGM, basados principalmente en las memorias de Robert Leckie (1957, Helmet for my pillow) y Eugene Sledge (1981, With the Old Breed: At Peleliu and Okinawa). Las palabras y experiencias de private Leckie equilibran el patriotismo con el horror que le genera la guerra, y de esa forma le escribe a la que será su futura esposa: “Esta gran misión por Dios y la Patria nos ha traído a un paraíso tropical. (…) La jungla guarda tanta belleza como terror en sus profundidades, la más terrible de todas es el hombre. Nos encontramos con el enemigo y no aprendimos nada de él”.

La campaña se inició después de una discusión entre el Ejército (general Douglas MacArthur) y la Marina (almirante Chester Nimitz) de los EEUU sobre la estrategia para lograr la victoria, en la que prevalece el segundo con su propuesta de “saltar islas” para establecer bases de bombarderos que pudieran alcanzar el Japón y destruir su capacidad industrial de hacer la guerra y vencer la moral de la población. MacArhur prefería atacar Nueva Guinea y la base de Rabaul (entre otros) para luego pasar a las Filipinas. Tal será la capacidad de los “americanos” que también se llevaría a cabo dicha estrategia aunque con menor velocidad de la que el general anhelaba (por no hablar de los Frentes Africano, luego Mediterráneo y finalmente en Europa occidental).

La decisión de los Aliados en el Frente Europeo de postergar el desembarco europeo para 1943 facilitó la propuesta de una ofensiva en el Pacífico (plan del almirante Ernest King, comandante de la Flota de EEUU). La elección de Guadalcanal y Tulagi (y dos islas más) surge cuando en la Inteligencia informa de la construcción de aeródromo que podría en peligro las líneas de abastecimiento de Australia por parte de los EEUU. Australia era la base fundamental para realizar cualquier ataque al imperio nipón, al igual que Gran Bretaña en relación al imperio nazi en Europa. De agosto a septiembre se luchará en torno al aeródromo que desde los primeros días lograron capturar y establecieron un perímetro defensivo. En ese momento el dominio del aire y los mares por la Armada Imperial hará que los marines tengan que pelear con muy poco apoyo logístico. Pasan hambre y sufren el bombardeo diario, pero conservan sus posiciones contra las que se estrellaban los infantes del coronel Kiyonao Ichiki. En varias escenas de la serie The Pacific se ven estas “cargas banzai” suicidas como la batalla de Tenaru (21 de agosto) en los que solo sobrevive el 10 % de los atacantes.

A la Campaña de Guadalcanal dedicaremos, Dios mediante, dos artículos más: en noviembre (explicaremos el período octubre a diciembre, y parte de lo que no pudimos acá) y luego en febrero (fase final con sus consecuencias). La semana que viene retomamos el Frente Ruso con el inicio de la Batalla de Stalingrado.


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